Héctor A. Martínez Diloné
Cada día nuestro encuentro se hace convocatoria viva, nos interpela a que construyamos horizontes, ampliemos perspectivas, hagamos caminos y celebremos la viva. BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS
Amigos colegas
jueves, 23 de febrero de 2017
martes, 30 de diciembre de 2014
martes, 13 de mayo de 2014
NACE
muere una noche,
sobrevive una madrugada,
nace una mañana.
Todos a la vez,
como modos diferentes de vidas,
sin más oportunidad que ser.
viernes, 16 de abril de 2010
CONCIENTE ILUSION
Te siento
No tocas
Y te abro la puerta
Te sientas,
Titubeas
Me lo haces sentir:
Solo estás de pasada
Intermitente y temerosa,
Vuelves,
Regresas
Zarandeas mis ansias
Agitas mis dolencias,
De nuevo te levantas
Y me dejas sin respuesta.
Te vas,
Vienes
Me abrazas,
Y Cuanto más,
Mi conciencia de ti más se encanta.
Y poco a poco se sosiega mi alma
Se desinteresa mi carne,
Casi muere tu imagen,
Que nunca trascendió el sueño,
Presencia inventada.
Si un día te enteras
De esta mi bien vivida ilusión,
Solo duda,
Sin preguntas,
No me pidas más confesión.
lunes, 22 de febrero de 2010
FUTURO DE UNA NOCHE
Pero no te encuentro.
Sin escondite,
te pierdes en el acelerado paso a tu propio más
delatando la vaga posibilidad de alcanzarte.
Pero sigo tras de ti,
tras un instante más que me sane.
Me sane de la necesidad de ti,
de esta soledad que has dejado en mi vientre,
de esta sed por sentir tus dedos
clavados en mi espalda,
reclamando que nos fusionemos.
Y sufro cada vez tu distancia,
sufro tu presencia inconstatable,
tu búsqueda, casi resignanda,
acariciándote solo en el milagro.
Dudo que pueda al menos dudar tu ausencia.
Si no estás, te recreo, te encuentro,
hasta que, sabiendo que nunca te fuiste,
vuelvas y vitalice mis deseos, mi espera.
En este inventado encuentro
acaricio cada noche tu espalda,
salpico de besos tus labios soñados;
trasciendo tu piel cada vez que te pienso
y bebo en tu conciencia corporeizada
lecha y miel,
turbias y amargas,
nutriendo esta sin razón
de tu presencia inventada,
tu ausencia sospechada
de tu vuelta, como reclamo, casi llorada.
Y para no morir
en esta insoportable espera
te despierto cada día,
y en mi memoria en ti perdida,
te arropo cada noche el alma,
te penetro cada mañana,
aunque los limites de la física
disipen tu presencia en mi almohada.
Te espero, cual futuro
hijo de un pasado
en una noche nacido y culminado,
Y en este presente,
Inexplicablemente ansiado.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Madre siempre
Te das,
Te ofreces.
Te sangras
En constantes entregas,
Y siempre resuelta
A ser don,
Aunque duela.
Recibes,
Agradeces
Consuelas.
Todo lo impregna
De sueño
Utopía,
Esperanza,
De búsqueda y activa espera.
Reciprocidad casi plena
Sin confirmación,
Ni sospecha
Posibilitas e interpelas
Cada vez que en tu siempre ofrecimiento
Anticipa mi necesidad de entrega.
Tu silueta
Tu mirada
Tus abrazos
Y Correcciones severas
No recuerdan deslices
Sino solo sentido
Agradecimiento,
y añoranza de vida autentica
Hoy en tu ausencia
Agradezco tu siempre presencia,
Abrazo tu imagen
Siempre amando
Haciéndome sentir hijo y hermano,
Más allá de tu pérdida.
jueves, 23 de julio de 2009
Por Héctor Martínez
I
Hoy he despertado con un nuevo reclamo,
Con una nueva esperanza,
Con un nuevo canto:
El derecho a ser hombre,
A liberar mis lágrimas fermentadas,
Por las posibilidades reprimidas
De sentir con otras
Sin atrincherar la vida.
Una vez más me reclamo,
El derecho a sentir
A vivir en ternura
A compartir la vida sin desnudar la esperanza,
Transitar por los sentidos del placer
Sin cosificar ni prostituir la belleza
Quiero sentir que tengo derecho,
Derecho a ser hombre
A enternecer la mirada,
A suavizar mi voz,
Y frecuentar abrazos
Derecho a redimir ese sentido de firmeza
Que confusamente me reclaman
Esta necesidad de conciencia
De un ser que vive y en amor se recrea.
Necesito que se me dé el derecho a mí mismo
A no perderme en el abismo
De una hombreidad
Que me niega la humanidad
Y dolorosamente surca mi alma,
Mi espíritu y mi corporeidad.
Quiero ser hombre, ya.
Despedir este ser socialmente donado
Y permanentemente confirmado
En la negación de la propia libertad.
Libertad y derecho de compartir la vida
Sin negar a otra su posibilidad.
Libertad de ser padre sin relegación
Libertad de amar sin miedo,
De entrega sin duda
De encontrar en la paternidad
Otro de los misterios que sanan mis contingencias.
Derecho a renacer,
Reencontrar mi gen de vida,
De sensatez,
Sensibilidad
Y sabiduría,
Irrumpidas por las imágenes sociales
De ese hombre que para ser
En la negación de sí necesita albergarse.
II
Sueño contigo mujer,
Con tus sueños
Con tus anhelos,
Que lloran la necesidad de hombres verdaderos.
Pero sufro el vacío de mí,
La escisión de lo que soy y para lo que nací,
El dolor de las historias que parieron
Este hombre que no quiero,
Pero que soy
Y que en la búsqueda de ese otro, sigo siendo.
A grito ruego a mi género
Que no me reclame que le avergüenzo
Pues solo quiero sentir que no solo sueño,
Que esta sed es de posibilidad,
De realidad que día a día estamos construyendo;
Que estos anhelos no son por pendejo,
Que puedo ser hombre,
Que puedo sentir que estoy viviendo.
Hoy te pido también a ti mujer
Que me permitas ser
Eso que ambos necesitamos reconstruir,
Ese hombre que relegó el amor y el sentir en ti
Y que en tus deseos domesticados
A veces extrañas y añoras.
Reconóceme tú también ese derecho,
Sin hacerme solo victimario
Pues también siento en mis texturas personales
La subyugación de mis ánimos
Cada vez que me busco,
Y que de ese hombre viejo quiero sanarme.
Hoy quiero reconocerme el derecho,
El poder y la capacidad
De sumar esfuerzo,
Y de abrirme a nuevas experiencias
Que trastoquen estos viejos sentidos
de masculinidad.
lunes, 23 de marzo de 2009
Metástasis social: la imposibilidad del no ser siendo
Epístola de una conciencia dormida con urgencia de reencuentro
Hoy, 31 del mes 12 del año 2,499.
Aquí en
C/ Asunción de la indiferencia, N. No transparentado.
Residencia que espero no asuma como legado.
Héctor Ant. Martínez Diloné.
En el ocaso de lo que pude haber sido, te dejo esta nota de desahogo y sucesión, esperando reencontrarme contigo en una nueva conciencia de saberme siendo sin necesidad de más certezas. Mis notas comienzan recreándote lo que paulatinamente comencé a vivir y que sin embargo no fui capaz de detener por ti.
Nuestra sociedad estaba viviendo una etapa de metamorfosis estructural cuyo progreso era tan sutil que no se podía medir en categorías de velocidad-tiempo ni en categoría de extensión. Lo más que nos podíamos acercar era a una apreciación desde marcos valorativos en términos de intensidades.
Esto, traducido en acontecimientos interconectados de nuestras peculiares cotidianidades se podían apreciar en nuestras angustias por realidades que no representaban lo que vocacionalmente habíamos concebimos como nuestro verdadero más y como el real sentido de ser gente. Y la reminiscencia de esto último era la más auténtica decisión de precipitar el propio avocamiento a lo distinto, lo cual representaba otra de las más seguras señales del avenimiento de un ocaso que acortaba nuestras ilusiones.
El sólo intento de querer hacer vida fuera de los sentidos de esta espiral metástica era la razón primera para que se nos situara como anacrónicos y desdichados. El propio precio y recompensa se hacían presente al instante: el dolor de un parto sin criatura.
Lo peor de todo esto era la transfusión constante de este no ser que socialmente nos suministrábamos desde los escenarios más primarios y privados hasta los escenarios más formales y públicos. Nuestros hijos iban creciendo con esa savia que día a día les transfusionábamos con nuestros nuevos miedos, preocupaciones, sentidos y prioridades que nada tenían que ver con lo que en nuestros primeros genes conteníamos.
Tu Antepasado Recrudecido,
sábado, 25 de octubre de 2008
Presente
PRESENTE
Apareciste entre la espera desistida,
El desanhelo cultivado
Y la duda relegada
Apareciste sublimando la vida
Recreando horizontes
Trastocando esperanzas.
Apareciste entre guiones de dudas y verdades
De deseos, silencios y réplicas
Convirtiendo en ahora
Lo que idealicé como futuro
Y recreé cual pasado vivido
No apareciste, estás desde que te esperé
Estuviste desde que te dudé
Me convocaste desde que te soñé
Y en mi corazón te acogí
desde que tu ser siempre ahora, comprendí.
Hoy nos miramos,
Nos cuestionamos.
Entre abrazos y besos no del todo consumados,
Nos seguimos encontrando,
nos festejamos.
Tú con las posibilidades que me das
Yo, con la afectiva conciencia con que te reclamo.